miércoles, 13 de abril de 2011

LAS COSAS MEZCLADAS

El otro día estaba remontando un barrilete con la felicidad de cuando era niño. El otro día fue hace unos años ya. Las cosas pasaron, se rompieron, se transformaron, se reconfiguraron. Las cosas. Todo lo que estaba mal había creído poder verlo entonces, mientras salía a dar una vuelta y fumaba, a veces tranquilo. Y obviamente no era todo. Arranqué a los piedrazos, producto de tanta desesperanza acumulada y estalladora, para no caer muerto en el intento, pero tratando de no perder la ternura jamás. Quince minutos a todo galope y date por merendado. O por desayunado y almorzado. Total ya te pintaron con el resto de los números, porque sos solamente eso, un numerito. Y tanto lo era que al final sólo me animé a dejar una frase tonta para los compañeros y las compañeras, escrita en una cartulina que se usaba para otra cosa. Que se podían cambiar algunas cosas. Las cosas. Que no se olviden. Charlas de patrones off the record en las que se enseña a ajusticiar y adoctrinar peones y empleados con potencial rebeldía. Cuanto más hijo de puta, mejor. Y así funciona. Y rinde más. Configuración cultural verticalista, eurocéntrica y liberal. Privatista y ayanquizada. Todo una goma para vos. Manejate, es todo lo que pude hacer por ti, no es que te esté fayando, claro, fijate sino. Me fijé bien en el cofrecito, revolví y comprobé que no quedaba casi nada de aquella nostalgia redundantemente triste. Tampoco había quedado nada de alegría. No quedaba nada. En el patio, los pibes seguían jugando, entre las diferencias y desigualdades del mundo. La muerte hizo mierda algunas cosas. Las cosas. Me sentía estafado, como tantos otros. La mancha de lavandina se tornaba más ridícula que el propio buzo verde, y me reí por todo lo que no me había reído. Es verdad que tuve la suerte de encontrar un escaparate en el momento adecuado. No todos la tienen, y muchos siquiera puden intentar desprenderse. Tienen que remarla como sea, a veces con quilombos jodidos y un par de hijos a cuestas. Entonces aparece la estrategia de atormentar, de infundar el miedo al despido. La amenaza era sutil. Te pueden echar, no seas boludo, no reclames nada más. La empresa tiene sus reglas, fulanito tendría que haberlo pensado antes de traer hijos al mundo, se lo buscó. Sabés la cantidad de gente sin laburo que hay y quisiera estar en tu lugar. De qué derechos me estás hablando, las cosas son así. Las cosas. Entonces pensaba en los que aniquilaban su conciencia de clase a cambio de un cargo. Antiguos soldados rasos que luego, mediante un par de reuniones, serían capacitados bajo el paradigma del discurso patronal y amén. De eso parecía tratarse ganar algunos pesos más, la camiseta de algún trompa al que jamás se accedería. El domingo sonaba la radio, a escondidas, con el relato del partido en volumen bajo, por si las moscas. Alguno lo estaría viendo por TV codificada, alguno tendría la suerte de estar en la cancha, o de llevar a su hijo y a su hija a jugar a la plaza. Las cosas. Atendé el teléfono que es para vos, pero te pido que seas breve. Productividad. Algunos creen que clavarse una corbata los convierte en mejores señores. Eso también puedo verlo ahora, en otro ámbito, en otro lugar. Pareciera que se hacen lustrar los zapatos, en una esquina céntrica, para que su supuesta importancia resalte brillosa a la vista de los demás. Mientras tanto, las tapas de los grandes diarios hacen lo imposible por tratar de darles la razón. O es al revés, o se torna un círculo vicioso. Ahora tengo la suerte de tener un poquito más de tiempo. Puedo así recordar el tonto barrilete que remonté hace unos años y aquella cartulina en la pared. Algunos derechos pueden y deben ser reclamados. Algunas redistribuciones son necesarias para muchos y muchas. Ahora se está haciendo evidente el egoísmo de los que no quieren repartir ni un poquito. También encontré a algunos que se ríen de las tapas hipócritas de los diarios, y de las propias corbatas voladoras, porque entienden que el asunto es otra cosa. Y algunas cosas, las cosas, todavía pueden cambiar. Por eso molestan tanto a determinados sectores.


13 comentarios:

  1. Está muy bueno, muy bueno, Tango.

    Te mando un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Es importante remontar un barrilete colgado de su cola para poder ver todo le que ves Tango!!
    Te permite un paneo perfecto, como tu nota... La muerte hace mierda muchas cosas... Pero escuché por ahí que ciertos muertos son sembrados... Y, "El Nuestro" fue sembrado en tierra fértil, abonada con los ideales que supimos reflotar... de esas semillas esparcidas aquí y allá, surgieron hermosas flores que están perfumando "Nuestra Primavera"... Las flores necesitan humedad de riego, aquellos que tenemos la posibilidad de disponer de un baldecito de agua fresca, no dudemos: A REGAR COMPAÑERO!!!

    ResponderEliminar
  3. Excelente Tango. Las cosas pueden cambiar y están cambiando, agregaría. ¿Que falta mucho? Por supuesto que sí, ¿pero que éste es el camino? También, de eso no hay dudas. Te escribo esto y pienso en algunos con un discurso progre que terminan pateando para la derecha, defendiendo monopolios, acusando a la gente de tener "pobre nivel cultural" porque vota como vota. El miedo sigue siendo sutil, obvio,pero algo está cambiando y no todos creemos las tapas de los grandes diarios. Por suerte, aunque falte tanto.

    Abrazo grande desde el sur, muy buena reflexión.

    ResponderEliminar
  4. Sí. Pero los barriletes deben seguir haciéndonos felices, a vos, a mí y a todos los pibes y pibas que no tienen más que eso de alegría. Es lo único que nos queda. Y caminar cada vez más fuerte, para que los corbatudos se asusten, porque ellos también nos tienen miedo. Llegará un día en el cual los y las obreras tengan el control. Pero, lamentablmente, cada vez más me doy cuenta de que con este gobierno eso no va a suceder. Aunque ojalá me equivoque y sólo se trate de que ando bastante excéptica últimamente.
    Muy muy bueno el texto.
    Beso grande!

    ResponderEliminar
  5. Los barriles son de colores, antes lo hacían con
    papel de diario, no me gusta que digan los de corbata y... gano más porque me quemé los ojos
    estudiando, mucha gente se quema las manos trabajando y los consideran de segunda, no quieren
    darse cuenta que por ellos tienen una corbata de
    seda y trajes caros.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Tango: barriletes quise escribir no barriles, el
    apuro me juega malas pasadas.

    ResponderEliminar
  7. Que bueno poder leer escritos como éste, hacen que uno no se sienta tan solo en este mundo!!
    Excelente escrito Tango.
    Un gran abrazo!!

    ResponderEliminar
  8. Unfor: muchas gracias, maestro. Un abrazo enorme.

    Hilda: Agradezco profundamente tu reflexión poética. Comparto tu esperanza. Abrazo.

    Horacio: Coincido con tu línea de análisis. Muchas (o al menos algunas importantes) cosas están cambiando. Todavía faltan muchas otras. Abrazo grande.

    ResponderEliminar
  9. Sol: Me parece que las luchas por los espacios de poder son muy complejas. Incluso, en el interior de los movimientos, algunos supuestos líderes de los/as obreros/as quebraron y jugaron en contra de sus representados a lo largo de la historia. A mi me entusiasma la posibilidad de poder dar la discusión de algunos temas que hace algunos años parecía imposible dar, que puedan tomar estado parlamentario y convertirse en políticas públicas concretas, como pasó con algunos temas. Ojalá se puedan profundizar algunas reivindicaciones y cambios con los próximos gobiernos. Aunque todavía falta muchísimo, creo que sería muy triste volver a "lo que ya tuvimos". Un beso grande.

    Roberto: Claro. Los que hablan así tienen hospedaje en el paradigma de la hipocresía y la discriminación. También tienen sus representantes políticos y comunicacionales (cada vez más a la vista). Abrazo.

    Caly: Muchísimas gracias, capo. No estamos tan solos. Ojalá podamos darle para adelante con fuerza, reflexión y alegría. Un gran abrazo.

    ResponderEliminar
  10. Creo qe no solo el egoismo se esta evidenciando, sino tambien la avaricia. Van de la mano interactuan entre ellas. Son amigas. La coqeta elegancia en sus pilchas, parece ir no con ellos,sino delante de ellos. Es una dualidad, algunos piensan qe son los dueños de la verdad y qe el resto son los de segunda. La mezqindad a veses se torna obcena.

    ResponderEliminar
  11. Muy bueno, Tango!!
    Es evidente que nosotros somos optimistas, y por lo tanto el futuro. Ellos (o algunos de ellos) son el pasado, por eso son pesimistas, saben que ya pasaron.
    Abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Muy buen post! así vale la pena conocer un nuevo blog!

    ResponderEliminar
  13. Algún: Ojalá sea como decís. Abrazo grande.

    Lolet: Bienvenida y muchas gracias. Saludos.

    ResponderEliminar

Hicieron camino al andar