jueves, 22 de septiembre de 2011

LA PATA CÍVICA

Después volvías con la boca floja y a los tirones. Boqueando. Formateabas tu sensibilidad en clave taliónica y disimulabas tu sed gatillera. Ahí andás añorando aquellos buenos tiempos pasados. Dónde no había nada que discutir. Donde a vos nunca te pasaba nada. Vos no te metías, claro.

Te calzaba bien esa cadena de bolsiqueo, a través de la cual podías quedarte con las migajas de algún pobre diablo. A tu manera, sembrabas. Se te hacía fácil levantarte con el lamparón a la misma hora. Sí, señor. No, señor. Claro, señor. Por algo habrá sido. Un poco más, un poco menos, daba lo mismo. Si te mofabas burlonamente del mundo de las letras, poco te costaría patinarle un toque a los números, siempre y cuando no alteren tus dividendos. 7.000, 9.000, o 30.000, casi lo mismo. Para vos era cuestión de detalles. Vos eras derecho y humano.

Con el tiempo, tus miserias te envalentonaron y pasaste de un palito en la intimidad al colaboracionismo concreto. A soplar, a rastrear, a pasar facturas personales. Solamente en tu más profunda inmundicia interior podrías explicar tu ser. Y todavía te carcome la posibilidad de que tu dios no te tenga reservada una parcela en su condominio divino.

Tu fantasía del borrón y cuenta nueva se desvanece. Muchos de tus reyes cumplen o esperan condena. Los líderes que hoy te representan se deshilachan en público, desvergonzados, en cadenas privadas de TV, también próximas a desmoronarse. Quién te dice, en una de esas la justicia es más potente que la venganza, aunque no tengas poder de imaginación.

Y sucede que hoy hay que discutir. Hay que quedar en evidencia, exponerse de alguna manera. Pasados, presentes y futuros. Todos y todas. No es lo tuyo, esto. Vos que supiste tragar con retardo algún sapito y tenerla tan clarita, es lógico que te encuentres tan nervioso. Es natural que camufles el odio en un bolsillo y ronronees el papel de víctima o la chanza del demonio versus demonio. Todavía quedan unos cuantos personajes de tu estirpe ocupando distintos espacios al sol. Pero todo se transforma. Vos lo sabés como nadie.

La paz que tanto añorás no es otra cosa que la violencia sangrienta que azotó a unos cuantos angelitos desencajados. Los bocados de crueldad que antes paladeabas hoy golpean en tu puerta. Y, como todo se transforma, no sea cosa que un mal día interrumpan alguno de tus brindis con una papeleta y unos ganchos. Y que hasta te carees con otros cerdos de tu jauría. Porque, aunque no quieras creerlo, este también es el más allá.

JOSE TEDESCO LA SIGUE GASTANDO

Once minutos de rock, descociendo la guitarra, junto a Fede Kempff y Tarantinos.

viernes, 5 de agosto de 2011

LAS META-CARAS DE LA LUNA SON DOS

“A lo mejor te olvidas de todo el asunto después de un tiempo. Te cansas rápidamente. Anoche estabas a punto de irte a tu casa apenas se te puso difícil. Mescalito pide una intención muy seria.”

Don Juan Matus


Estaba muy politizado, le decían. A veces, muy de izquierda. A veces haciéndole el juego a los gronchos populistas. Indeseable en cualquier caso, tan joven. Desperdiciando tiempo y energía. Abogando por alguna culturita inferior y sin sentido. Esos políticos se cagaban en todo. Eran ladronsísimos. Corruptos. No ves la tele? Las tapas de los diarios? Si alcanza con leer los títulos nomás. Lo recordaba como si fuera hoy.

Cierta noche, había estado en un bar tomando un trago, en compañía de un amigo. En un momento dado, notó (o mejor, creyó) que una chica lo miraba y se acercó para hablarle.

- No sé. A mí me gustan las novelas- respondió la señorita.

Las novelas, se quedó pensando, mientras la chica se alejaba en el recuerdo. Inevitablemente pensó en La Maga, en Oliveira, y en la cuerda. También acudieron a su mente Winston Smith, Julia, y la Policía del Pensamiento. -A mí me gusta la política- se había dicho entonces, desconfiando de su suerte.

En aquella época había querido participar. Interpretar. Discutir con sus compañeros, comparar, soñar que algo de todo lo que pasaba le pertenecía, de alguna manera. Sentirse parte. Fumaba programas de televisión y diarios dependientes, intentando aprehender la trama, como podía. Buscaba establecer contrastes con teorías de la comunicación (a las que comenzaba a acceder), con letras de canciones. Con doctrinas políticas. Y con basura intelectual.

A veces, ingenuamente, comparaba precios en los mercaditos, en los hipermercados, puteaba contra los monopolios mercantiles en todos sus rubros, encuestaba a su entorno con distintas temáticas. Hablaba con los pibes del barrio, con los de la fábrica (en la que empezaba a laburar). Cambiaban ideas. A veces le daban ganas de agarrar una guitarra eléctrica y rockear que el mundo fue y será una porquería. Pensaba en los muertos, los locos, los enfermos, los marginados. Lo recordaba todo. Tanta complejidad inabordable.

Lloró al recibir una esquela de su amigo, preso de la injusticia. Y sí. Todo preso es político, de una u otra manera. Una tarde, durante un sueño, se encontró con Moctezuma. Justo el día en que el emperador notó (o mejor, creyó) que el vengativo dios Quetzalcóatl regrasaba para saldar cuentas con sus pueblos.

Ya viejo, pensó que tanto machaque era lo que lo había dejado pelado. Tantos boletos de tren. Tanto esfuerzo. Tanto optimismo crítico. Que dura había sido toda aquella batalla en la que un lugar –suyo- llamado Latinoamérica había empezado a pararse. Enfrente, una maquinaria de ventiladores marrones de industria eurocéntrica había surtido todo el veneno posible. Vectores discursivos de la peor calaña. Aún en su versión cipaya, disparaban.

Ahora habían pasado muchos años de victorias y derrotas parciales. De intención de aprendizaje y crecimiento. De compartir e incluir. De intentar. Pero el mundo seguía siendo el mundo. Conservaba su componente dialéctico. Sus tensiones. Sus costados. Nada terminaba nunca. Si el poder popular era posible, si la fuerza colectiva había logrado torcer algunas patas nefastas de la historia, entonces había valido la pena. Entonces, también, había que reforzar la faena.

viernes, 29 de julio de 2011

PANFLETO JUJUY

En primer lugar, adherimos fervientemente al repudio y la indignación por los asesinatos acontecidos ayer en Jujuy. En ese sentido, se trate de reclamos genuinos o fogoneados, el repudio y la indignación (en nuestro caso y en el de muchas personas, de diversa ideología política) son intransigentes. No puede llegarse a ese punto bajo ninguna circunstancia. En segundo lugar no debe desconocerse el desplazamiento del jefe del operativo policial, la renuncia del ministro de gobierno jujeño y el aparente proyecto de expropiación de tierras, presentado (evidentemente tarde) en el congreso y de difícil (¿imposible?) aprobación. En esa línea, nos parece fundamental la urgente investigación, procesamiento y condena de los responsables materiales e ideológicos de semejante atrocidad. Sean estos funcionarios ejecutivos (debe llegarse hasta el último responsable, ocupe el cargo que ocupe, al nivel que sea necesario), judiciales (el juez que intervino en la causa ordenó el desalojo y, acto seguido, se fue de vacaciones) o empresarios poderosos (del calibre de los Blaquier, dueños del Ingenio Ledesma). Por lo demás, no nos parece que desde La Rosada, esté la presidenta apretando un botón para mandar a matar manifestantes. No lo compartimos en absoluto. Tampoco nos parece que haya otro cuadro político que, a nivel nacional, garantice por completo la prevención y/o resolución de estos asuntos (por diversos motivos, en nuestra opinión, no lo garantizan para nada,), especialmente por lo que hay que jeder con el autoritarismo y la nefasta (históricamente) formación de las fuerzas policiales (provinciales y federal) y sus connivencias de poder. La creación del nuevo Ministerio de Seguridad suponía un avance en ese sentido que, evidentemente, no alcanza ni se consolida. Es URGENTE establecer los mecanismos suficientes para que estas tragedias no se repitan ni media vez más. Y en el caso que hoy nos convoca, nos parece que se ejecutó una embestida policial premeditada y alevosa. Y que merece inminente ESCLARECIMIENTO y CONDENA en consecuencia. Como hablábamos en posteos anteriores, también desde estos espacios se puede reclamar las explicaciones del caso y extender el pedido de JUSTICIA. Nos parece que hay que pararse ahí. Cada uno que diga lo que quiera. Pero nosotros no queremos los palos ni los cuetazos policiales como método. Decididamente no los queremos y los repudiamos desde lo más profundo.

jueves, 14 de julio de 2011

GENTE SIN SWING

Aquí, allá y en todas partes hay gente hipócrita. Egoísta, sumisa, individualista, sobradora. En algunos focos urbanos el fenómeno es más evidente, pero forma parte de una problemática histórica. Se sigue la moda y la corriente mientras todo vaya más o menos bien, en términos personales. En un sentido de personalismo basado en las leyes del mercado y el capital.

De esa manera, se fomentan estilos de vida cuya esencia radica en la apariencia y en el progreso social, siempre entendidos en vínculo estrecho con la adquisición de bienes materiales. Los grandes poderes económicos y las corporaciones mediáticas potencian esa cosmovisión, montando configuraciones de valores como el éxito y la fortuna. Enmarcando un modelo sociocultural que no entre en tensión con los intereses de la clase dominante.

Esos sentidos circulan y recirculan estableciéndose como voluntades de verdad. No puede afirmarse que haya una superestructura determinada por el conglomerado económico, pero sí es necesario interpretar de qué manera esos valores se enmarcan en el funcionamiento de la sociedad.

Esos poderes obviamente cuentan con representantes políticos. Así como sus referentes mediáticos, culturales, pseudoartísticos encuentran públicos que los consumen. Esos cuadros políticos encuentran expresiones electorales que los apoyen. Posiblemente sean los mismos. Pero es una conformación intensamente establecida en el tiempo. Al punto que logró imponerse a doctrinas y colores políticos diversos, en diferentes momentos y lugares. Mediante coerción militar y/o a través del monstruo mediático. Detrás de una u otra cosa, subyacen esos poderes, hoy en discusión.

Y sucede que a esa discusión hay que mantenerla latente, y profundizarla. Con debate argumentativo y acción política. Con expresiones artísticas y culturales diversas. Pero no hay que perder de vista la potencia semejante contra la que se combate. Muchas veces se entendió como hegemónico un fenómeno que claramente no lo es. Particularmente me siento parte de un colectivo (justamente) contrahegemónico, que pugna por transformar las realidades. No hay batalla ganada ni perdida para siempre. Ni siquiera hay batalla final. Solamente hay caminos al calor de la batalla.

La cosa inevitablemente continúa. La expresión de las voluntades mayoritarias mediante el voto es fundamental. Pero en tanto y en cuanto se entienda como parte imprescindible de una transformación integral. No como objetivo único. Y en la lucha por los votos es bueno hacer foco donde fundamentalmente está el queso. En ese sentido, el eje de reforzar el contraste con la vereda de enfrente pareciera lo más importante.

Esa vereda de enfrente neoliberal, privatista, discriminadora. Esa derecha retrógrada, devastadora, artificialista, cruel, pornográfica, antipopular. En el camino, hay sectores “socialistas”, “progresistas”, “revolucionarios”, “ultrautópicos” que muchas veces no se encausan en la postura “nacional y popular”. Pero con las cuales las diferencias deberían ser, me parece, de segundo orden.

Aunque sus líderes políticos cometan errores “garrafales” o tengan actitudes “inconcebibles”, es importante estimular al electorado al que representan. Dimensionarse cerca. Hay instancias particulares en las que no debería haber dudas sobre de qué lado se para cada uno. Pero si esto no ocurre la culpa es compartida. No saber o no poder llegar a esos sectores también puede entenderse como el famoso juego a la derecha. Tener todas las verdades. Pensar que todos los “buenos” están adentro y los “malos” afuera es tan contraproducente como falaz. Y el techo contrahegemónico se coloca cada vez más abajo, más parcelado, menos utópico.

Me contó un amigo que este modelo lleva ocho años, en contraste con otro que lleva 180 o 200 y es contra el que se está batallando. Algunas cosas se hacen ahora o no se hacen más. Algunas transformaciones sólo serán palpables en el mediano y largo plazo. La cruzada regional latinoamericana demanda nuestro compromiso. Es vital entenderla como nuestra. En esas venas abiertas laten los dolores, las historias y las necesidades de nuestros pueblos. Ahora que la película del vaso que rebalsa dólares y euros no alcanza para responder todos los cuentos. Pero que igualmente avanzarán a paso redoblado.

(Video musical gentileza del canal amigo)

jueves, 23 de junio de 2011

LA GARGANTA PODEROSA: ARTE Y COMUNICACION POPULAR

La carita de Carlos Fuentealba y la de Mariano Ferreyra se suman, una a una, para indicar el número de cada página. Pero no hay números en ellas. En lugar de números, están sus caras, multiplicándose, cómo símbolo de la resistencia y la lucha popular. Así es La Garganta. Así es la revista que, con cinco meses en la calle, reivindica el trabajo y la cultura de las villas, en las que viven los pibes y pibas que la producen. Así, contragolpean la estigmatización de los grandes medios de comunicación y el señalamiento de buena parte de la sociedad.

La Garganta es un producto comunicacional excelente, hijo del laburo de La Poderosa, cooperativa villera que nació hace siete años, expandiéndose por distintos rincones del país y Latinoamérica. Y lo hizo como “una fuerza social, combativa de la lógica perversa de las orgas noventosas, que despliegan sobre ficticios escenarios territoriales su magnífico caudal publicitario y financiero, estímulos materiales otorgados por aliados estratégicos, a cambio de no mirar más allá”, tal como lo explican desde la conmovedora y combativa editorial del mes de mayo.

Desde este humilde espacio, se saluda y reconoce, con muchísimo respeto, tamaña tarea y semejante calidad de trabajo. Una revista que, página tras página y nota tras nota, tira a la cancha toda la fuerza del poder popular. Incomodando las miradas que miran hacia otro lado, o miran sin ver. Combatiendo los estigmas y la invisibilidad. Reclamando justicia por los vecinos de lugares a los que nunca entran las ambulancias. Por los desaparecidos en dictadura, en democracia, en los grandes medios, y por los militantes asesinados en luchas sociales. Sumando una nueva voz. Crítica, potente, inclusiva, necesaria. Felicitaciones y salud a todas y todos los que la llevan adelante.

A continuación, se transcribe uno de los impecables artículos de la quinta edición, titulado “(Todas las voces tobas) Todas las manos tobas”, y que, como el resto de los títulos de cada página, se ubica debajo del cuerpo de la nota, haciendo brotar, desde abajo, la fuerza del contenido. Combativo, artístico, colectivo y popular.

Las letras de Paola Vallejos dicen así:

Mientras los villeros soportamos la demonización mediática, que nos vende como “okupas”, los qom resisten la verdadera usurpación. Desde Derqui, cosechamos la experiencia de sus huertas y los saberes de sus artesanos, con mil puños cerrados y manitos de abundancia. Porque la Pachamama, algún día, como el primero, será para el pueblo que la trabaja.

Dejamos atrás la ciudad, sus monstruosos edificios, sus calles grises, el bullicio de los alterados y el humo de los autos, para adentrarnos a Derqui, partido de Pilar, donde se encuentra la comunidad qom, compuesta por 42 familias. Desde la cultura villera hasta la cultura toba, viajamos para escuchar a los artesanos y agricultores que más saben de nuestra Madre Tierra. Bajo su ala, Bernardo Díaz, secretario de la comunidad, resiste todavía: “Siempre luchamos respetando las culturas y la naturaleza, pero aún no reconocen nuestros derechos. Y eso que la adaptación no fue fácil, porque nosotros conocimos la contaminación en Buenos Aires. No sabíamos de gripe, ni de tuberculosis, y hasta tuvimos que aprender cómo recurrir al médico, porque en el Chaco vivíamos libremente, sanos, con remedios naturales, como yuyos, raíces, cáscaras de árboles o grasa de Iguana”.

Hoy, la sangre toba sigue derramándose por las venas abiertas, así como sus tierras se conservan, o se destruyen, en manos de los apropiadores. Pero su lucha, sin embargo, no se desangra: “Queremos ser integrados y tener un funcionario toba que nos represente y conozca nuestras necesidades. Por eso, a nuestros chicos les pedimos que estudien, ya que en sus manos está el destino de la comunidad”.

No sólo barreras culturales debieron sortear los tobas en Derqui, puesto que las diferencias del suelo y el clima, en relación al Chaco, les impidieron tomar a la agricultura como sustento principal. Pero aun así, regaron de huertas su comunidad, sin relegar la pelea por sus tierras. Y por sobrevivir: “Donde sea que haya indígenas, hay problemas con la tierra, los nombres, la educación y la salud. De hecho, por más que sembremos y tengamos un comedor comunitario, si no se venden las artesanías, nuestros niños se mueren de hambre”.

Así como el gobierno porteño desoye a nuestras villas, los qom sienten en carne viva la indiferencia histórica. Entonces, entre propuestas de sangre y olvido, salen a gritar: “Nuestros ancestros han luchado durante siglos, por nuestros derechos, pero mientras los políticos no escuchen nuestra voz, no escucharán nuestra cultura. Y de eso se trata el respeto a los pueblos originarios".

www.lapoderosa.org.ar

lunes, 13 de junio de 2011

CUERVOS ENFRENTE, CUERVOS ADENTRO

La traición es una patada potente en el culo. Un puntinazo. Una bala que penetra por algún lado para impactar en el corazón. Generalmente tiene el poder de arruinar el lazo previo. De producir una profunda herida eterna en forma de pregunta abierta. Un desencantamiento pesado.

Inevitable pero también necesariamente se buscan las causas que pudieron haber producido el fenómeno. Surge la duda en función de las alertas que pudieron haberse presentado. Se llega al comienzo del todo, al origen de la cosa, al carozo del asunto. Sin embargo, muchas veces no alcanza para que todo cierre (como en algunas películas fáciles). El paso del tiempo, el contexto, la dirección del viento, una torta de guita, el miedo al pozo negro y otros etcéteras pueden operar cómo móviles de una traición. Modifican el escenario y pueden llevar a “cantar”, a callar, a mentir, a escapar, a mirar para otro lado, a afanar, a mandar a matar. Nuestra historia está cargada de esas historias.

Pero se arribe o no a una reconfiguración que permita dar cuenta de las causas de lo ocurrido, a veces, lo que queda son hechos concretos. Esos hechos que exponen y materializan la traición. Todos los “yo sabía”, “yo te avisé”, “era de esperar”, y así por el estilo, son tardíos. El daño está hecho. Y más cuando lo que se afecta tiene un carácter colectivo. Y si implica una acción fraudulenta, corrupta o delictiva, entra a un terreno legal y jurídico. Y si, encima, el asunto es de interés público, la cosa se pone más compleja.

Resulta “natural” que circunstancias de ese tipo determinen la (re) activación de todo el dispositivo mediático en función de intereses reaccionarios. No puede sorprender. Hay una caterva ultra recalcitrante que arrancó de cuajo el tablero de los códigos (pero eso sucedió hace mucho tiempo).

Sin embargo, la batalla cultural continúa. Y por eso es importante afinar las prácticas discursivas, tanto como la perspectiva crítica. No sirve de nada sistematizar las culpas en el relato de los “obvios”. Es importante marcar como se aventuran en la destrucción, pero también hay que tener la grandeza de reconocer los propios desaciertos. Eso quizá nos haga mejores cada día, y seguramente nos hará más. Que, en el fondo, es lo que buscamos que ocurra en el camino.

A veces no profundizar una dialéctica interna puede desembocar en “hacerles el juego”. Estar activos con el corazón, la cabeza y el cuerpo, corresponde a un movimiento colectivo, firme pero heterogéneo, para no caer en la cursilería ni en la peligrosidad de lo “ya sabido”. Defender nuestras banderas implica seguirnos discutiendo para poder avanzar. Seguir aprendiendo de la historia. De cada historia.

En algún sentido, nos causa gracia la cantidad de “ahora dicen”, “habría” y tantos zócalos infames. Pero no hay que perder de vista que una vereda tan grande permite en sus filas también la estadía y el pasaje de personajes nefastos. Por eso es importante intensificar la discusión y la reflexión. A la hora de asignar roles importantes, de construir espacios de poder, de manifestarse públicamente, de tomar decisiones en tiempo y lugar. Porque siempre hay que seguir caminando, por más que la utopía parezca acercarse un poco, se aleje bruscamente, vuelva a acercarse, se mueva. Y todo lo demás también.

viernes, 13 de mayo de 2011

PIROTECNIA, ROCK, FUTBOL, MUERTE, HIPOCRESÍA E INGENUIDAD

Tiendo a creer que, tiempo después de la trágica noche del 30 de diciembre de 2004, era difícil imaginar que volveríamos a lamentar otra muerte en un recital de rock, producto del uso de bengalas. Puede resultar ingenuo, pero tiendo a creerlo. El diario del lunes modifica las miradas.

Es necesario destacar que nada de lo que digamos, pensemos, hagamos y cambiemos de aquí en más servirá para atenuar el dolor de familiares y seres queridos de Miguel Ramírez y de los pibes que dejaron sus vidas en Cromañón.

Sin embargo, es evidente que no hemos aprendido, durante este tiempo, todo lo necesario. Y por eso es fundamental seguir debatiendo y reflexionando al respecto. En esa línea, parecen pertinentes las decisiones de La Renga y del Indio Solari de suspender los shows que tenían previstos próximamente. Así y todo, tratar de desenmarañar los factores que aquí nos convocan no es para nada sencillo. Desde ya, este humilde texto carece de montones de miradas posibles y contempla otras tan inconclusas como discutibles, al tiempo que lejos está de intentar cerrar la discusión, sino todo lo contrario.

En primer lugar, resulta prioritario que podamos asumir, individual y colectivamente, las distintas responsabilidades que todo esto amerita, tratando de abandonar la hipocresía que conlleva la manifestación de un discurso "políticamente correcto", que poco puede aportar a una problemática tan compleja.

Antes de Cromañón, el "juego" de las bengalas no estaba en el tapete. Debemos reconocer que, mayoritariamente, no lo considerábamos dentro de los riesgos relacionados a concurrir a un recital. Y asumir que, mayoritariamente también, estaba (podemos decir) "bien visto". Era parte de la "fiesta", del "folclore", y de una legitimidad tácita entre el público y los artistas. A lo sumo, alguien podía llegar a decir: "Ojo, con cuidado".

La experiencia tan tristemente cruel de 194 chicos muertos nos movió las fichas de lugar. Entonces sí pudo verse como una locura peligrosísima prender una bengala en un lugar techado. Que, en el caso de Cromañón, tenía media sombra altamente combustible, estaba altamente sobrepasado en su capacidad, y la salida de emergencia estaba altamente cerrada. Entonces hubo que revisar una cantidad de factores que se conjugaron y que produjeron un saldo tan horriblemente triste. Pero que, los que conocemos más o menos el ambiente, sabemos que era moneda corriente. Éramos tan peligrosos como no nos habíamos imaginado. Nos lastimamos entre nosotros.

Así se dio lugar a ciertas moralinas (algunas más sensatas que otras) que sólo surgieron a raíz de la tragedia pero que, hasta el momento, eran prácticamente desconocidas. Los artistas independientes o semindependientes que organizan y financian sus presentaciones tuvieron que empezar a pensar de qué manera "cuidar el culito" e intentar evitar que las cosas se les fueran de las manos. Muchos otros no se hicieron cargo, aunque es válido plantear que a la mayoría pudo haberles pasado algo parecido en alguna oportunidad. Allí también afloraron prejuicios y planteos hipócritas. Evidentemente, no alcanzó.

El público, por su parte, debió modificar algunos de sus hábitos. Pero, en algunos conciertos al aire libre, se volvió a hinchar las pelotas con elementos pirotécnicos. La respuesta fueron silbidos, abucheos, puteadas, discusiones, canciones interrumpidas. Tampoco alcanzó. Otra vez nos lastimamos entre nosotros. Seis años y medio más tarde, ya al aire libre, y con una experiencia previa indisimulable.

Entonces, surgen ahora un par de cuestiones que ya no tienen que ver con medias sombras, lugares sobreatestados de gente ni puertas cerradas con candado. Entonces, la culpa es del rock "barrial", "marginal", los "violentos", básicamente los pobres, y así. Se incorporan a la salsa de la muerte factores como el pogo y las banderas y se habla de "futbolización" del rock.

Ahora bien: Por un lado, da la sensación de que el pogo y las banderas poco y nada tienen que ver con las tragedias que mencionamos, más que por el intento de estigmatizar algunas formas de expresión de la cultura popular. Por el otro, parece una generalización demasiado arbitraria emparentar, de manera tan superficial, al público del rock con el del fútbol.

Y, en relación a esto último, se pasan por alto diferencias determinantes en uno y otro caso, en relación al tema que nos convoca. Y es que mientras el público rockero supone una horizontalidad en el cuerpo que lo compone, el público futbolero posee una composición más compleja. No quiero extenderme demasiado en lo que respecta a la denominada "cultura del aguante" ni a la construcción del "otro" en cada uno de los casos, aunque es probable que sea oportuno. Pero me interesa dejar en claro una diferencia que resulta, a priori, clave.

Sucede que entre los seguidores de una banda o un artista no existen escalafones ni sectores marcados de predominio. Todos somos más o menos iguales, y concurrimos a los recitales por algún fenómeno de atracción, gusto o identificación más o menos genuino. Entramos y salimos del pogo más o menos cuando queremos. Y podemos decirle al boludo de al lado que se guarde el mortero en el culo, que lo apague o, en lo posible que no lo lleve o que no lo encienda.

En la composición del público de fútbol, la cosa es más compleja. Hay un sector habitual de concurrentes que responde a una serie de intereses, de diverso calibre social y económico, que no se corresponde con el resto del público (que, a la vez, contiene diferencias entre si, pero ese es otro tema). Hay allí una necesidad fáctica de demostrar el poder que se tiene. Y ese poder se traduce en negocios, entre otros bienes. Entonces 100, 200 o más tipos, que además se manejan de forma organizada (con connivencia dirigencial, política, policial, etcétera) y cierta legitimidad del resto del público, pueden "animarse" a prender 700 bengalas por segundo, en una tribuna, sin que nadie les diga nada. El tema también da para rato.

Por su parte, los medios de comunicación los presentan como "la hinchada", los que "ponen la fiesta", etcétera. Pero ante alguna muerte o tragedia, automáticamente los colocan bajo el rótulo de "inadaptados de siempre", "bárbaros", "bestias", "salvajes" y otros etcéteras. La hipocresía reina en los medios hegemónicos, ya no es novedad. Lo cierto es que no puede tomarse a ambos públicos como si fueran la misma cosa. No de manera tan general e imprudente. Está claro que existen elementos comunes entre ambos, pero también hay abismos que los separan.

Por último, está el otro factor que, según entiendo, todavía no se ha profundizado en su real dimensión. Y es, básicamente, el que tiene que ver con la venta y el uso de pirotecnia en cualesquiera que sean las circunstancias. ¿No es acaso el elemento común determinante en las tragedias que hoy estamos lamentando? Aún no hemos logrado desnaturalizar las muertes, quemaduras graves y pérdidas de órganos vitales que acontecen cada vez que se aproximan las navidades y los fines de año. Me pregunto cuál es el ámbito propicio para encender una bengala, una cañita voladora, un tres tiros o lo que sea. Y agrego unas cuantas preguntas ingenuas ¿Sólo nos indignamos si la tragedia de la pirotecnia golpea las puertas del rock o del fútbol? ¿Las tragedias y "accidentes" pirotécnicos de cada diciembre y enero son más "normales" o menos importantes? ¿Son parte del "folclore" de "las fiestas"? ¿No se vende indiscriminadamente a chicos de 8, 10, 12 años? ¿Es la prohibición total de su venta un camino posible? ¿Está en la cultura del rock el peligro principal? ¿Qué dicen las estadísticas? ¿Cuáles son las estrategias de concientización? ¿Están dando resultado? ¿Es posible un uso "adecuado" de pirotecnia que no conlleve una peligrosidad altamente indeseable? ¿Puede ser tan ingenua la experiencia del aprendizaje?

sábado, 30 de abril de 2011

EN LOS TIEMPOS

"Cuando uno es chico espera la gran felicidad. Una felicidad enorme y absoluta. Y a la espera de ese fenómeno, se dejan pasar o no se aprecian las pequeñas felicidades, las únicas que existen".
Ernesto Sabato



Llevaba una carta. Allí estaba escrita la explicación del todo. Un pueblo, ya milenario, esperaba con ansias el mensaje. Un mensaje sublime y dinámico pero definitivo. Llevaba, escondida entre mis ropas, “la verdad entre todas las verdades”. El camino era sinuoso y sabía bien que podía costarme días o meses (incluso años) conseguir llevar el mensaje a destino.

Luego de atravesar algunos pueblos, ciudades y junglas, adiviné que el zumbido que venía acompañándome en la oreja era el del mismo insecto que no me había dejado dormir por las noches (nos conocíamos bien). Era el mismo que se presentó en mi habitación cuando todavía vivía en mi casa y en mi tierra. Luego reapareció en los amaneceres que rajaban las carpas con las que nos movíamos, porque ya no teníamos donde parar. Y, a veces, ni siquiera donde ir. Y cuando ya no quedó más remedio que dormir al rayo de la noche, y nuestros dioses fueron asfixiados, el propio insecto también estuvo allí. Zumbando agudamente para recordarme que no se iría.

Sin embargo, debía llevar el mensaje cuanto antes, evitando equivocar el lugar exacto en que lo recibiría el destinatario elegido. Este sería un mensajero de los nuestros, y no haría más que llevarlo hasta el orador seleccionado. De esa manera, un malentendido que llevaba cientos de siglos sería esclarecido para siempre. Confieso que la metodología me resultaba particular por su cierta ortodoxia y protocolaridad (si es que vale consignar este último término), y porque yo mismo era parte. Todo lo que había hecho hasta aquí era en pos de saber, al fin, de qué mierda se había tratado todo, y como sería luego.

Puede pensarse que mi postura se había tornado algo egoísta. Todo lo había hecho por “querer saber”, y saber implicaba “que se sepa”. Y si la verdad se conocía definitivamente, eso produciría un cambio que ya no podría dar marcha atrás. Sólo restaría saber si el cambio debía de ser paulatino, pero firme y constante. O si se trataba de un movimiento único. Un volantazo certero y crucial que produciría el cambio de un minuto al otro.

Mientras la fiebre comenzó a subirme por las venas, recordé que no podía ser en vano tanto esfuerzo. De todos modos, necesitaba saberlo, aún individualmente, pero me sentía muy cansado. Me senté en el piso agotado, muerto de sed. Más por rebeldía que por curiosidad, armé un cigarro con las hojas de las pocas plantas secas que quedaban por allí. El piso estaba blando. Quién sabe cuántos hermanos y compañeros habían derramado su sangre por esta causa. Una dialéctica de millones de años estaba a punto de llegar a su fin.

Los furgones de los trenes nos habían alojado durante largas horas de viaje. Las autopistas las caminábamos a pie. Desterrados y masacrados seguían viviendo en un imaginario colectivo que nos empujaba a seguir. Recordar me costaba cada vez más. Sólo acudían a mi mente agónica dos consignas de algún tiempo: soberanía y voluntad popular. También, mientras tosía con fuerza, creí recordar que el exterminio histórico había sido producido por lo que alguna vez habíamos llamado colonialismo, globalización e imperialismo, entre otros significantes. Y que peleábamos por vivir en libertad, resistiendo el avasallamiento físico y el simbólico.

Ahora estaba de vuelta en pie y con una responsabilidad absoluta en mis manos. Pero yo ya ni siquiera era yo. Era sólo un vestigio de lo que había sido en vidas pasadas. Sentí que la muerte infinita me daba la mano para siempre. Más por curiosidad que por rebeldía, atiné a abrir el sobre pero no pude hacerlo. Mi alma imploraba no haber sido traicionado una vez más. Quise creer, con el último atisbo que quedaba de mí, que las huellas del camino que habíamos trazado eran lo más importante. Alguien las retomaría alguna vez para seguir intentando. Mi cuerpo se desplomó por última vez, mientras el sobre con las palabras verdaderas cayó en un río pantanoso. A lo lejos, un mensajero de los nuestros se acercaba, mientras huía de su propia muerte.





miércoles, 13 de abril de 2011

LAS COSAS MEZCLADAS

El otro día estaba remontando un barrilete con la felicidad de cuando era niño. El otro día fue hace unos años ya. Las cosas pasaron, se rompieron, se transformaron, se reconfiguraron. Las cosas. Todo lo que estaba mal había creído poder verlo entonces, mientras salía a dar una vuelta y fumaba, a veces tranquilo. Y obviamente no era todo. Arranqué a los piedrazos, producto de tanta desesperanza acumulada y estalladora, para no caer muerto en el intento, pero tratando de no perder la ternura jamás. Quince minutos a todo galope y date por merendado. O por desayunado y almorzado. Total ya te pintaron con el resto de los números, porque sos solamente eso, un numerito. Y tanto lo era que al final sólo me animé a dejar una frase tonta para los compañeros y las compañeras, escrita en una cartulina que se usaba para otra cosa. Que se podían cambiar algunas cosas. Las cosas. Que no se olviden. Charlas de patrones off the record en las que se enseña a ajusticiar y adoctrinar peones y empleados con potencial rebeldía. Cuanto más hijo de puta, mejor. Y así funciona. Y rinde más. Configuración cultural verticalista, eurocéntrica y liberal. Privatista y ayanquizada. Todo una goma para vos. Manejate, es todo lo que pude hacer por ti, no es que te esté fayando, claro, fijate sino. Me fijé bien en el cofrecito, revolví y comprobé que no quedaba casi nada de aquella nostalgia redundantemente triste. Tampoco había quedado nada de alegría. No quedaba nada. En el patio, los pibes seguían jugando, entre las diferencias y desigualdades del mundo. La muerte hizo mierda algunas cosas. Las cosas. Me sentía estafado, como tantos otros. La mancha de lavandina se tornaba más ridícula que el propio buzo verde, y me reí por todo lo que no me había reído. Es verdad que tuve la suerte de encontrar un escaparate en el momento adecuado. No todos la tienen, y muchos siquiera puden intentar desprenderse. Tienen que remarla como sea, a veces con quilombos jodidos y un par de hijos a cuestas. Entonces aparece la estrategia de atormentar, de infundar el miedo al despido. La amenaza era sutil. Te pueden echar, no seas boludo, no reclames nada más. La empresa tiene sus reglas, fulanito tendría que haberlo pensado antes de traer hijos al mundo, se lo buscó. Sabés la cantidad de gente sin laburo que hay y quisiera estar en tu lugar. De qué derechos me estás hablando, las cosas son así. Las cosas. Entonces pensaba en los que aniquilaban su conciencia de clase a cambio de un cargo. Antiguos soldados rasos que luego, mediante un par de reuniones, serían capacitados bajo el paradigma del discurso patronal y amén. De eso parecía tratarse ganar algunos pesos más, la camiseta de algún trompa al que jamás se accedería. El domingo sonaba la radio, a escondidas, con el relato del partido en volumen bajo, por si las moscas. Alguno lo estaría viendo por TV codificada, alguno tendría la suerte de estar en la cancha, o de llevar a su hijo y a su hija a jugar a la plaza. Las cosas. Atendé el teléfono que es para vos, pero te pido que seas breve. Productividad. Algunos creen que clavarse una corbata los convierte en mejores señores. Eso también puedo verlo ahora, en otro ámbito, en otro lugar. Pareciera que se hacen lustrar los zapatos, en una esquina céntrica, para que su supuesta importancia resalte brillosa a la vista de los demás. Mientras tanto, las tapas de los grandes diarios hacen lo imposible por tratar de darles la razón. O es al revés, o se torna un círculo vicioso. Ahora tengo la suerte de tener un poquito más de tiempo. Puedo así recordar el tonto barrilete que remonté hace unos años y aquella cartulina en la pared. Algunos derechos pueden y deben ser reclamados. Algunas redistribuciones son necesarias para muchos y muchas. Ahora se está haciendo evidente el egoísmo de los que no quieren repartir ni un poquito. También encontré a algunos que se ríen de las tapas hipócritas de los diarios, y de las propias corbatas voladoras, porque entienden que el asunto es otra cosa. Y algunas cosas, las cosas, todavía pueden cambiar. Por eso molestan tanto a determinados sectores.


miércoles, 30 de marzo de 2011

FUERZA BRUTA HABRIA PREMIADO AL TIRANO CHAVEZ (reposteado)

Eso comentaron off the record, en el entorno de fuentes cercanas a algún asesor allegado a directivos y movimientos estudiantiles, afines a la Facultad de Periodismo, Prensa Adicta y Comunicación Social (UNLP). Así es que en el día de ayer, uno de los paradigmas más emblemáticos de la barbarie mundial, fue galardonado con el premio Rodolfo Walsh, periodista que habría sido desaparecido y asesinado en 1977, luego de escribir la “Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar” (y también autor de “Operación Masacre”, “¿Quién mató a Rosendo?” y otros textos subversivos).

En ese contexto, se reunieron multitudinarias filas de incivilizados, que responderían a diversos movimientos políticos, sociales y estudiantiles, reivindicando como estandarte las figuras de personajes fuera de época, tal es el caso de Perón, Marx y Guevara, entre otros. Llamativamente, la sorpresa de la jornada en este caso fue el hecho de que no se hayan producido incidentes violentos de ningún tipo, teniendo en cuenta la peligrosidad característica de este tipo de manifestantes.

Algunas aclaraciones (acerca del reposteo):

El objetivo inicial de esta publicación era reflejar el audio completo del discurso dictatorial y escandaloso del polémico monarca venezolano, habiendo sido tomado el registro entre los inescrupulosos militantes presentes y, por esa razón, conserva algunos inconvenientes de sonido, producto de expresiones emitidas por los bárbaros concurrentes, del estilo de: ”Bajá la bandera la concha de tu madre”, ante alguna incomodidad visual, y así por el estilo.

No obstante esto, no dejamos de agradecer la pila (literalmente), en lugar y momento precisos, facilitada por el bloguero Residente, de “El Imaginario y la Gente”, que permitió la grabación del audio. Por consiguiente, luego de atrevernos a plagiar la iniciativa de Roca Genocida (del blog homónimo), quien publicó el discurso completo en formato audiovisual, decidimos hacer público nuestro material (con las imperfecciones del caso, especialmente durante los primeros seis, siete u ocho minutos), alterando algunas líneas de la entrada original.

En ese sentido, debemos agregar que se recomienda, ante la remota osadía de conectar con el audio, tener en cuenta que al ser la duración de dos horas aproximadamente, podría llegar a provocar serias lesiones y secuelas en mentes débiles, proclives a dejarse engañar y manipular por consignas populistas. En definitiva, insistimos, se recomienda, en lo posible, no escuchar.

viernes, 25 de marzo de 2011

EN EL PAIS



Las atrocidades que ocurrieron durante los siete años que duró la última dictadura militar (cívico-militar) son innumerables. Secuestros, torturas, violaciones, asesinatos, desapariciones, robos de bebés y de identidad, entre otros males, sembraron el pánico en nuestra sociedad a través del terrorismo de estado más cruel que pueda imaginarse.

La anulación de la actividad gremial, sindical y política, en el marco de una impunidad feroz, dejaron de rodillas la economía nacional en función de los intereses del modelo liberal capitalista. No debemos dejar pasar que no sucedió aisladamente, sino que se dio de manera casi sistemática y simultánea en buena parte de Latinoamérica durante la misma época.

El dolor ocasionado en las víctimas, familiares y allegados por semejante atropello es infinitamente indimensionable e indescriptible, pero el sólo hecho de poder dar cuenta de lo ocurrido, de ir abandonando el temor y de comprometerse con la búsqueda de la Verdad, la Memoria y la Justicia implica un avance en la reivindicación de los Derechos Humanos.

Todavía queda mucho recorrido por transitar. Muchos genocidas gozando de este sol, que deben ser condenados. Muchas causas por profundizar, como el caso de Papel Prensa y los hijos de noble. Mucha Verdad por conocer, como los casos de Luciano Arruga y Jorge Julio López. Muchos entramados confusos por develar.

En los últimos años se ha avanzado como nunca desde la recuperación de la democracia, pero todavía falta. Bienvenidos los despabilados que no habían podido abrir los ojos. Sepan los indiferentes que nunca es tarde para tomar conciencia. Recordar y reflexionar acerca de un feriado, y conmemorar la Memoria de las víctimas que dejaron la vida en pos de un mundo más justo, y la Memoria de los que aquella mierda se llevó “por error”, por las dudas, o porque daba lo mismo. En nosotros está no permitir que nada de eso vuelva a repetirse. En nuestras conversaciones diarias, en nuestra relación con las urnas y en nuestro filtro sobre los discursos comunicacionales.

Muchos se despabilaron y hoy producen una fuerte autocrítica sobre sus ideas de aquel entonces. Otros, triste y lamentablemente, parecen haber producido el camino inverso, y cada vez se los encuentra más lejos de sus ideales combativos y contestatarios. Se acercan a la teoría de los dos demonios, o bien se cobijan bajo el ala del relato monopólico y corporativo, falaz y escurridizo. Se direccionan, con mayor o menor timidez a ese campo y potencian nuestra desilusión por haberlos creído fieles, al menos en este tema. Lo demás lo discutimos.

Y no olvidar que la vereda de enfrente existe hecha y derecha, con gigantescas hectáreas de ideología gorila a la gorra. Son sectores, ojalá minoritarios, pero están entre nosotros. Convencidos de que así es como era, buscando la vuelta al gato para ponerle el cascabel. Escondiendo en algún rincón de sus hogares la bandera y el puñado de símbolos patrios que alguna vez nos dieron vergüenza, y que de a poco estamos intentando recuperar.

viernes, 18 de marzo de 2011

INSTRUCCIONES PARA SER UN HIPOCRITA NORMAL

(Sólo algunas instrucciones)

No discriminar a las demás personas, ni siquiera a los negros, a no ser que sea un negro de mierda o un negro puto, porque una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.

Llevar con toda honra los dogmatismos religiosos por encima de cualquier pretendida libertad individual o colectiva. Uno sabe lo que se puede permitir y lo que no, está escrito. Por eso hay que tener en claro adonde señalar con el dedo y cuando es conveniente callar.

Exigir represión ante hechos de inseguridad que atenten contra la propiedad privada, en cualquier caso. En especial si los damnificados son gente de bien que pagan sus impuestos o que tienen mucho dinero. No tener en cuenta la manera en que se apoderaron de tierras y bienes ni las metodologías utilizadas para incrementar sus ingresos, por más que estas tengan que ver con trata de personas, sobreexplotación, pago en negro, condiciones de esclavitud en los lugares de trabajo, licitaciones corruptas, desalojos injustificados, etcétera. Todo por algo será.

Boicotear la estabilidad de los gobiernos, cada vez que sus medidas atenten contra las suculentas ganancias empresariales y corporativas a las que un hombre de bien pertenece o, en todo caso, suscribe o intenta acceder, para vivir mejor. La exclusión social que pudiera ocasionar semejante ambición es un problema del gobierno. Pero que no les regalen la guita, que les den un pico y una pala.

Cercenar todo tipo de interrupción del tránsito o de manifestación social que produzca molestias en la cotidianeidad de la gente de bien. No puede ser que algunos vagos tengan luz verde para hacer lo que se les canta. Que los corra la policía, que para eso se les paga. La modalidad del corte como protesta es un derecho utilizable sólo ante razones justificables, tales como corralitos o retenciones. No se puede cortar por cualquier cosa, mucho menos por dos mangos.

Defender a los grandes medios de prensa libre, ya que toda la vida explicaron objetivamente la realidad nacional y mundial. Por algo las empresas más importantes los eligieron históricamente para publicitar productos y servicios. Ahora resulta que quieren inventar historias para lavarle la cabeza a la gente y a los jóvenes. Nunca hubo necesidad de que surjan nuevos canales y programas de TV, diarios y revistas. Espacios de comunicación donde puedan expresarse pensadores y artistas desconocidos, culturas diferentes, minoritarias y antiguas. Todo es un invento para quedarse con el monopolio de la información y manipular la realidad a su antojo. Por suerte, para la gente como la gente, todavía hay jueces que actúan para que las cosas puedan seguir donde deben, en su lugar.

sábado, 5 de marzo de 2011

NO - FACHO (FICCION)

"A veces soy un poquito facho", dice un facho deslizando una socarrona sonrisa, con diplomacia de toro campeón. Entonces otros, que creen no serlo, celebran la simpática ocurrencia, entre algunas risas, acaso sin saber bien por qué. Y de algún modo, legitiman la posibilidad de que la teoría sea efectivamente bien cierta, y la potabilizan con algún comentario del orden de "este es terrible", "es bravísimo" y jaja.

Pero cuando casi todos creen que el chiste va terminando y el mundo sigue su curso normal, algún otro le contesta: "si, la verdad que sos bastante facho" (empeñándose por todos los métodos en aclarar que lo dice "fuera de joda"). El chiste termina y comienza una turbulenta serie de discusiones filosóficas, literarias, políticas, y morales. Se ejemplifica subiéndole el volumen al volumen de la voz (para poder así ser más preciso y potenciar la cuota de razón) y así por el estilo.

Que si la palabra facho se usa últimamente con demasiada libertad para agredir a otro cuando piensa distinto. Que si es muy ofensivo y agraviante que te digan así. Que si, en realidad, todo aquel que señala y discrimina la diferencia en el otro para resaltar o atribuirse una supuesta superioridad propia no es un facho de mierda entonces qué es? Que solamente puede sentirse tocado el que (niquesea en el fondo) se reconoce como tal. Que las palabras pasan de moda. O que brotan y se resignifican. Que el peso que tienen. O que mirá quién habla. Mirá que antes no se podía decir nada. Que hay que ver el contexto. Que el gobierno nacional, que el provincial, la dictadura, la religión, la diversidad sexual, los nazis, los populismos, borges, el inadi, grondona, calle 13, canal 13, uno mismo, las propagandas, la anarquía, el que paga los impuestos, los almuerzos, los bigotes y todo se discute.

Y que se discuta, qué problema hay? Que se argumente y se fundamente. Que no se prohiba ni se censure. Que cada uno diga lo que quiera y quede en evidencia a su antojo. La batalla de las palabras, a la cancha. La política, pasando (siempre) por las urnas. La impunidad y la injusticia social, combatidas. Los errores resarcidos y la memoria recuperada. Los humillados de siempre (los nadies), vamo'arriba. La cultura popular, reivindicada. Ojalá, pensará algún otro. Otro más. Pero qué es cultura y qué significa popular? Que nos lleve la vida discutirlo y pensarlo y viceversa. Qué importa. Todavía va a faltar aprender mucho más. A alguno/a le van a presentar a la izquierda, para que la conozca. A otra/o le darán la bienvenida a la derecha. La objetividad será unánimemente hermenéutica, y la libertad en relación. Y seguiremos discutiendo y descubriendo quién era quién, entre las mentiras que circulan en las calles, en las radios, en los bares, en los diarios, en las casas y en las películas. Procuraremos no volver a equivocarnos, por todas las veces que lo hicimos. Y algunos/as seguiremos (utópicos, ilusos, torpes soñadores) intentando hacer una historia mejor, diferente a aquella, más diversa, más inclusiva. Y quizás nos multipliquemos. Mientras tanto, otros pedirán que todo siga como solía ir. Que las vaquitas ajenas siempre tuvieron dueño y que con eso no se jode.

jueves, 10 de febrero de 2011

ALGUNA VEZ

Escuchaste por siglos a los falsos profetas. Viste las estrellas caer (algunas definitivamente). Las caretas destruídas en el piso al terminar la fiesta, y los restos del papel picado, muy sucio ya. Pero a la izquierda de la izquierda generalmente comienza la derecha (debido a la fisonomía de un mundo al que creemos redondo, y tal).

También lavaste tu cara en invierno con agua helada, para despertarte (quizás tomando un mate apurado antes de rajar). Pateaste soles, charcos y lluvias, blasfemando contra la raza automóvil. Qué desencuentro!! Ya cansado de tanto andar, buscaste las culpas escondidas en el cofrecito de tu superyo. Y, cada puta vez que creías terminar de atravesar la gama de los grises, surgía un nuevo punto contrastando negro y blanco en una dialéctica infinita.

El enemigo no siempre se coloca a la vista (tiene trucos que llegan incluso a conducir hacia la habitación 101). Muchas veces, no quedó otra que tomarlo con humor y seriedad a la vez. Qué tontería la de jugar con las palabras!! Divertida, atrevida, necesaria, peligrosa, cruel. Oh, aquellas discusiones fervorosas, a veces tornándose torpemente metafísicas. Cínicas, ingenuas e imprecisas.

Y qué decir del sonido del bombo, sonando siempre en negra, el grito unánime multitudinario, lo que dice la gente, tantísimo quedirán y fantasmas mesclados. Pensá también que hay quien se mofa del dolor ajeno. Qué terquedad!! Hipócrita, débil, bruta.

Los cambios estructurales que te resultan externos (y, en ocasiones, lejanos e indiferentes) también te atraviesan, modifican tu ser, aunque te niegues a creerlo. Yo mismo noté como dejaste de repetir como un loro a pila todo lo que oías. Y te reís porque sabés que hay mucho de eso. Y, en el medio, palabras sueltas que recobran sentido y se resignifican en un contexto determinado: identidad, sociedad, cultura, igualdad, política, arte, historia, verdad, diversidad. Me encontraste defendiendo algunos de esos valores y te resultó ridículo, como una propaganda de yampú para el pelo. O te pareció poco. O demasiado, y por eso te asustó. No temas. No corras. No puedo enseñarte nada. La luna se aleja a cada paso, con las utopías y las palabras en el viento. Pero quedan huellas haciendo camino. Aunque quieran fabricar tormenta todos los días. Mirá como juegan la luna y el sol. Ahí van los pibes. Mirá.


sábado, 22 de enero de 2011

UNA DECADA ATRAS

Chacho Álvarez abandonaba su cargo de vice en el ejecutivo nacional, en medio de una crisis institucional viciada de coimas en el Senado. Se vivía en un clima de altísimos índices de extrema pobreza, desempleo y marginalidad. Palito lloraba en Susana, y el presidente Antonio debilitaba su imagen rumbo al helicóptero, y a una multitudinaria expresión del pueblo en la Plaza, explotando contra todo el arco político, que dejaría un saldo de varios muertos tras la represión policial. El Boca de Bianchi (y de Macri) comenzaba su transitar por América y Américo Gallego se arrepentía de sus palabras más palabras menos. Lanata era Gardel y se “animaba” a plantarse con Charly, aún a riesgo de quedar como un gil, pero esa es otra historia.

En ese contexto cursábamos Análisis de la Información. Leímos y analizamos Ezeiza, de Verbitsky, y Don Alfredo, de Bonasso. También pudimos entender algo más de lo que había sido Malvinas, el 17 de Octubre y el Cordobazo. Empezábamos a confirmar así nuestras adolescentes sospechas. Esas que buscaban las historias escondidas tras las historias oficiales.

En alguna clase se nos mostró un mapa mediático, donde podían vislumbrarse algunas redes monopólicas (tal como estaban por entonces). En algunas otras (aunque por arriba) se hacía referencia a la oscuridad que representaba Papel Prensa desde la época de la dictadura, y a la confusa matriz de su gestación. Comparábamos Clarín y Página, en cualquier caso.

También recuerdo una clase en la que teníamos que escribir hablando bien de alguien que nos cayera mal (había que elegir el personaje en cuestión). Yo hablé de Babi Echecopar, aunque medio en joda (pero igual me arrepentí). Algunos otros pibes hablaron bien de Menem, de Yabrán, de Videla… Sólo dos o tres entregaron silenciosamente la hoja en blanco, negándose a escribir lo que no pensaban (casi todos éramos pendejos de entre 18 y 20 años).

Ahora Macri es intendente porteño con nefastas pretensiones presidenciales y un discurso derechista cargado de xenofobia. Palito alojó a Charly en su rehabilitación y le puso su música al prende y apaga (programón de TN). Lanata (junto a otros progres del palo) defienden a Clarín, se cansaron de hablar de la dictadura, y denostan a Página y al “Perro”, que hace prensa “oficialista”. Bonasso fue legislador kirchnerista y después se abrió. Algunos paladines del periodismo de aquellas épocas defraudaron y decepcionaron a un montón de gente. Mi amigo Andy me dijo que hoy ve las cosas más como militante que como periodista, y estas dos palabritas son parte de un gigantesco debate. Videla fue condenado a prisión perpetua en cárcel común. La Ley de Medios fue votada por amplia mayoría en el Congreso y destapó las caretas y las operaciones mediáticas del monopolio. El Informe Papel Prensa hizo saltar unas cuantas fichas ocultas (con delitos de lesa humanidad de por medio). En el Congreso también se votaron leyes de vanguardia, en concepto de igualdad de derechos, como el Matrimonio Igualitario. Multitudinarias filas acompañaron en la Plaza a sus líderes políticos, en momentos cruciales de la historia, para brindarle su apoyo. Muchos artistas también se sumaron al reencuentro con viejas banderas, adhiriendo a la revalidación de la cultura popular y de la pluralidad de voces e ideas.

Mientras tanto, y después de tanto camino recorrido (que incluye algunos índices alentadores en materia de inclusión social y proyección económica), el histórico gorilismo de la vereda de enfrente (ultra recalcitrante) se retuerce buscando las mil y una formas de pudrirla, dejando su ambicioso egoísmo descaradamente en evidencia.

miércoles, 5 de enero de 2011

SIEMPRE SE PUEDE DECIR "PASO"


Lo hace (con voz de águila y cara de asco) la señorona que frena en un semáforo con su coche, y a la cual se le ofrece limpiarle el parabrisas a cambio de una moneda. El futbolista profesional (con seca voz, celular mediante) lo hace para comunicarle a su representante que no se mudará de club ni de país, a pesar de la pila de guita que lo convoca. Puede hacerlo el actor cómico, que ha sido tentado a candidatearse para gobernador (luego de pensar en pensarlo y pensarlo sin pensar). En una ronda de pipa, cuando uno de los quías la ve venir otra vez más hacia sí, este lo hace (entre la risa y la tos ardiente que carraspea en su garganta).

En algunas oportunidades, las personas pueden encontrarse ante una situación que deben resolver indefectiblemente. La misma puede ser incómoda, absurda, adversa, o medianamente favorable. No importa. La coyuntura suele ser difícil de dimensionar. Así y todo, el sujeto en cuestión tiene que tomar una decisión y expresarla. Por obligación, por convicción, por desconocimiento, por miedo, por elegancia, por experiencia, por apuro, por compromiso, o por miles de otros motivos posibles, la persona respira hondo, lo piensa un segundo y, acto seguido, lanza la sentencia en cuatro letras fulminantes. Es entonces cuando finalmente dice: "paso".

Lo hace la hermosa dama, que ha sido convidada a salir a tomar unos tragos o a bailar un lento (y lo hace con toda la ternura, la frescura y la sencillez en su sonrisa). Debatiéndose en una intensa y destructora duda interna, lo hace el apostador de caballos (que esta vez ha sido invitado por sus colegas a poner unos morlacos para intentar colectivamente una hazaña imposible). Un pobre mocosito que va a la escuela (más que nada para intentar llenar con algo su pancita flaca) lo hace ante una pregunta de ciencias naturales que le acaba de formular su maestra. El marido esposado, que ya no es dueño ni de ir a saludar a sus viejos amigos por los cumpleaños, lo hace (inventando una nueva excusa que resultará nada creíble). También tiene que hacerlo el jugador de dominó cuando, en una mano calamitosa, no encuentra juego (y ya no quedan fichas sobre la mesa).

Siempre se puede decir "paso". Y sucede que el tipo (o la tipa) que "pasa" ejecuta, en un mismo acto, una doble proyección de su decisión. Por un lado, el "pasante" o "pasador", tiene la gentileza de no elegir una respuesta más agresiva, del tipo del "ni en pedo" o el viejo y terminante "rajá turrito, rajá". Por otro lado, desliza la sensación de que pudo haber alguna mínima posibilidad de tomar la otra alternativa. Algo como un "hubiera podido, pero no". Por lo que el "paso" es siempre un "no". A lo sumo, un "ahora no", un "por ahora no", un "no incistas" camuflado, pero un "no" al fin. Y plantadito de firme.

Y es que está bien "pasar" de vez en cuando. Tal como dice un antiguo axioma truquero: "quiero quiero, nunca gana". A veces es saludable pasar, a veces necesario. A veces es la mejor opción. También hay veces en que la gente "pasa" directamente con la mirada, para no chocarse ni encontrarse con la realidad ( las otras realidades). Y hay veces en las que todas las preguntas parecen tener la misma respuesta. No obstante, siempre se puede decir "paso". Lo mejor puede que sea elegir cuándo. Y ante qué. Y ante quién.

lunes, 27 de diciembre de 2010

DECISIONES, CAMINOS Y SENTENCIAS

"Y si usted es sincero, va a percibir la voz de estas fuerzas. Ellas lo arrastrarán, quizá, a ejecutar actos absurdos. No importa. Usted los realiza. ¿Que se quedará sangrando? ¡Y es claro! Todo cuesta en esta tierra".
Roberto Arlt

Ahora, cuando trato de mirar para adelante, creo que sólo quedan caminos. Más caminos. A veces, parece que la ruta está mojada, que los charcos son infinitos, pero es nada más que una ilusión óptica, una configuración mental. Un pinche espejismo de la imaginación, o algún hechizo de la magia, o de la ciencia y el progreso.

Mirando un poco hacia atrás, se torna difícil dimensionar la cantidad de calles caminadas, los boletos de tren, los sucuchos en los que nos metimos. Entre tanto, nos cruzábamos con gente que tenía el corazón del otro lado, que organizaba sueltas de palomas, mutiladas por ellos mismos.

Pero había que seguir como se pueda, montando castillos en el aire. Había que mesclar las témperas para hacer rendir los colores. Queríamos durar el momento. Evitar las encerradaciones con la soga al cuello (en el que nos enrroscábamos un pañuelito). Gritábamos, como locos, imperfectas a doce con treinta, aunque nos tocara el recreo al revés, en el patio equivocado.
¿Adónde fueron a parar todos esos caminos? ¿Adónde nos llevaron? Muchas veces, estuvimos haciéndolos a dedo, o con el viento en contra, corriendo de terminal en terminal. A veces, con la alegría en el bolsillo interno más pequeño. Oculta, junto a la cabeza y a los papeles de seda. Y a tantas palabras por decir.

Los cuadernos rojos rebalsaron ya de tinta urbana, de los demás, y de cerveza, sangría y caravanas a los tropezones. Común, el perro, nos acompañó fielmente durante un buen tramo (después vino el tiempito de la guirnalda, la guirlanda y todo eso). Ya habían quedado unos cuantos buenos recuerdos.

Lo que siempre nos costó un poco bastante fue la congratulación final. Por eso el último casillero del último trimestre del último boletín estaba lleno de numeritos rojos. No le dimos cabida y llenamos la jarra de fernet. Bailamos como changos y nos retiramos con paso de murga. Pero fue motivo suficiente para que nos pongan contra la pared y nos suban a cachiporrazos. ¿Qué quién manda acá? Usted señor, por supuesto (éramos tan pendejos...).

Un día estábamos en la piojera haciendo cualquiera. Otro día, la piojera nos sirvió para organizarnos un poco. Nos sentamos (casi) todos en la 46 y no entró una puta división a la escuela. Sólo reclamábamos que no nos pasaran falta por concurrir a La Marcha de Los Lápices (era el año '96 y se lo notaba fachistoide). Lindo quilombito, más que justo. Se acercaron de la radio y del diario para ver qué mierda pasaba. Después tratamos de ponernos un lindo jean y un rico perfumito, antes de ir a hacer las otras cosas.

Fuimos japoneses en los cumpleaños, en las peñas y las matinés. Fuimos los pibes del barrio, los pibes (a secas), los chicos, la banda, la yenchi. Fuimos Piedras Sucias, la glorieta, el bar de charly, Un Paraje Lejano, Prision Dior, La Plazita, el hipódromo. Fuimos rolingas, pankeques, cumbiavilleros, heavymetalúrgicos, mariconas hardcore, pelusa rastaman, pan y vino. En los picados éramos el Yagui Fernández, el pampa Biaggio, Tchamí, Mondragón, Prátola, la Bruja Berti, el Loco Dalla líbera.

El destino debe ser tan descarado que por eso se empecina en ocultar y disimular las trampas históricas de la carretera. Sucede que algunos caminos pueden elegirse y, en una de esas, nos permitan irlo modificando (al destino, digo), transformándolo en algo un poco mejor. Es conveniente hacerlo con el corazón. Queda mucho recorrido por delante. Mañana va a ser un gran día. Y ya es mañana.



miércoles, 22 de diciembre de 2010

TODO EN CONCURSO REAL


¿Se puede hablar de paz con la boca llena de odio? Las manos, movedizas, manchadas de sangre joven. ¿Recuerdos? Los peores.
Dice que le pregunten, que él les va a contar cómo se hace. No dice cómo (¿gatillería fácil?). No lo hace público. Justo él, que ya demostró tener una obstinada fascinación por "enseñar" cuántos pares son tres botas.

Cómo cuando "la crisis" provocó dos muertes (asesinatos) en el Puente. Es verdad: la realidad se puede tapar o se puede hacer tapa (recuerdos que mienten un poco). Siempre fue así. Probablemente por eso, la fecha de lanzamiento contenga estos aires de desdén y gran soberbia (continuando con la zaga de casualidades imposibles). ¿Qué estrategia tan miscerable puede tener tan pésimo gusto? Es sabido: boicotear y conspirar son sus grandes especialidades. Una especie de posgrado extracurricular con matriz en Estados Unidos.

La promesas de hoy refieren al orden (¿represivo?) contra los más débiles y de nuevos perdones para los señores genocidas. Casualmente (¿esta casualidad será posible?) a algunos de los peores de ellos, se los está juzgando y condenando (ahora) a prisión perpetua (varios casos) en CÁRCEL COMÚN, por delitos de lesa humanidad cometidos hace treintaitantos años. Trein-tai-tan-tos-a-ños.

Esta medida de justicia (aunque todavía no es completa) es saludada emotivamente por familiares de torturados y desaparecidos, por víctimas sobrevivientes y por gran parte del pueblo argentino que viene reclamando esto desde hace décadas. Poder escribir estas líneas es, a la vez, un alivio y un ejercicio pleno de la vida democrática, en el marco de una nación vanguardista en materia de Derechos Humanos, aunque todavía quede camino por delante en ese sentido.

Pero decía, la estrategia discursiva de pretender que todo ya fue, que ya pasó, que hay que hacer borrón y cuenta nueva (cómo alguna vez pasó) y tal y tal, sumada a la idea de accionar las fuerzas del orden contra el supuesto "caos anárquico" parece destinada a adjudicarse el sector más derecho entre las derechas, con miras a lo que viene el año próximo. Hacer del sector ultra recalcitrante su espacio político. Desde ese eje, se podrían ir sumando otras fuerzas, todo solapado bajo el signo del dichoso "consenso".

Por las declaraciones, piñas y nerviosismos (ni hablar del historial) de sus principales líderes, uno puede fácilmente inferir que, llegado el caso, intentarán darle un sablazo a distintos avances que nuestro país hizo en los últimos tiempos. ¿Serían posibles de consolidar, por ejemplo, Ley de Medios, Matrimonio Igualitario, Juicio y Castigo, Asignación Universal, Estatización y Movilidad Jubilatoria, etcétera? ¿Habría espacio para dar el debate por asuntos (aún pendientes) tales como Participación de los Empleados en las Ganancias de las Empresas, Reformulación del Sistema Tributario, Retenciones, Ley de Aborto, Reconocimiento de Tierras a Pueblos Originarios, etcétera?

DESDE EL ALMA

Estaba todo bien con Amarfu Lacatu. Compartimos ese pequeño segmento de la vida con la intensidad habitual. Después buscó un cuchillo en algún lado para cortar unas rodajas de salame que compartiría con los pibes, allá, en el fondo, tras el festival, entre las plantas de tomate que habían florecido en la huertita. Lindo laburo. Pensado a corazón. Tomamos algún vinito. Nos reímos, como siempre. Luego, el angelito partió. Se fue a brillar.

Alguien dijo que recordar las cosas que no pasaron es un poco hacerlas suceder. Por eso elegí recordarlo de este modo, toda vez que mi estupidez de aquella vez fue tan insolente que no pude percibirlo. Por eso me cuesta perdonarme haber fallado en aquel detalle. Muchas veces, o algunas, el destino no te brinda otra chance. De todas maneras, y en el fondo, se trató sólo de un detalle. De lo más importante ya se había encargado. Se había encargado de todo. Siempre compartiendo y convidando alegría. Pateando diagonales que nos aproximen. Con sinceridad y valentía. Con autenticidad y elegancia barrial. La vida había florecido ya (tan claro lo tenías). Ojalá nos encontremos en alguna parte del trip. Te extrañamos Santi.

lunes, 13 de diciembre de 2010

ULTRA RECALCITRANTE


Una de las grandes utopías, entre las utopías, consiste en imaginar que no existen, que no son. Aquí. Ya. En derredor. Pero siempre algún caballo se zafa de la ele y caen varios peones. Ha sido históricamente así. Se sigue para algún lado, de todos modos. Alguno de los caídos, si tiene alguito de “suerte”, será recordado por su nombre y apellido. Caso contrario, será uno de los tres o cuatro o los que sean. Se puede simplificar diciendo que murieron un par, como si nada. Las respuestas se buscan en la coyuntura de mierda. Una madeja de orquestaciones, fierros, y casualidades imposibles.

Esa línea de pensamiento se expresa, por ejemplo, en aquel genocida que, cuando le preguntaron cómo fue, contestó orgulloso –textualmente- que sólo había cometido “cuatro o cinco asesinatos”. Uno infiere que seguramente fueron muchos más, pero para él fueron cuatro o cinco, no se acuerda exactamente, le da lo mismo. Llamativamente, años después, al tipo hay gente que lo vota en elecciones democráticas. A su modo, es evidente que también ha dejado huella. Muy triste.

Y entre la coyuntura, esa bien de mierda, están siempre los mismos tomando postura. Tienen el pensamiento y el sentimiento del odio hecho carne y se enorgullecen de hacerlo voz. En los medios de comunicación, en la función pública o en cualquier puesto de trabajo, de diverso calibre. Todos recalcitran su egoísmo.

Los hay discretos. Estos profesan suavemente una modesta compasión por los que nada tienen y por la desigualdad social. Sin embargo, aluden a que “algo hay que hacer”. Prefieren que la desesperación se corra de sus ojos, no tener que verla ni palparla. Llegado el caso, construirán su noción del “otro” en el diferente. Inmigrante o migrante interno será adjetivado y señalado como culpable, de lo que fuera. La única coyuntura que analizarán es que hay “otros” que, descaradamente, ocupan su supuesta tierra suya. Saltan sólo ante un problema equis, y el gorilín que llevan dentro asoma una pata, un codo, algo.

Los hay también más ortodoxos. Siempre al pie del cañón, hacen del desprecio su forma. Porque directamente no soportan, no toleran. La asignación por hijo está bien, dicen, pero se la están dando a un montón de paraguayos y bolivianos. De ahí que esté mal. Como también está mal todo tipo de plan social y de vivienda para negros de mierda que no quieren laburar. Ergo, los acostumbraron así y por eso piden, cortan, queman una goma. Les parece que todos son iguales (inferiores, bárbaros, hijos de puta). Por eso no entienden como no los cagan bien a palos, o los barren con gases, bastones y alguna que otra bala de goma o de nueve. Al enano fascista gorila que llevan dentro, les gusta sacarlo a pasear para que se divierta. Cada vez que cae algún monchito, su pensamiento es ineludible: uno menos.

Y, por supuesto, los hay de los que no llevan el gorila dentro. Simplemente lo son. Vociferan, agitan con las garras. Tumban y buscan tumbar. No piensan, no sienten, no quieren. Solamente odian. Odian a los bolitas, los paraguas, los perucas, los brazucas, los negros, los zurditos, los peronchos, los cubanos, los latinos, los indios, los pobres, los chorros (pobres), los faloperos, los rockeros, los cumbieros, los murgueros, los judíos, los putos, las putas (pobres), los peones, los empleados, los albañiles, los barrenderos, los trapitos, los vendedores de flores, las Madres, las Abuelas, los Hijos, los Nietos, los locos, los enfermos, los artistas, y todos los etcéteras que faltan en estas torpes líneas. Y eso es lo que escriben en los diarios, lo que promueven como política pública, lo que dicen en la radio y en la tele, lo que le inculcan a su familia, lo que manifiestan en su importante puesto de laburo o en la cola del supermercado, que lo recibe con los brazos abiertos, con la mejor atención que un caníbal de su estilo merece, merced al intachable comportamiento de su tarjeta de crédito.

TANDIL

Querido Hack: gracias por este inigualable recuerdo audiovisual, que siempre guaradará nombres en nuestro corazón. “Gracias a Dios uno no cree en lo que oye”. Y gracias Tandil.

lunes, 6 de diciembre de 2010

SEXO, POLITICA Y RELOJ

"Nadie quiere ser parte de una ficción, y menos aún si esa ficción es real"
Paul Auster

Nunca estuve en pareja con una muñeca inflable. Pero si conozco a alguien que lo hizo, y me habló de eso hace un tiempo (tanto tiempo que cuanto más recuerdo todo, más gracia me causa). Describió así, la parodia del mundo, sin saberlo.

De esa manera, pude aprender que el núcleo de todo jueguito de pseudomundo tiene origen y base en la mirada, y en la mirada de la mirada. Él se dio cuenta, al compás del curso de la historieta, que a la mayor parte de la gente le encanta colgarse carteles y currículums, y adornarse con las balas del calibre más moderno. Lo demás casi siempre es pura coyuntura.

Ustedes no podrán creer el revuelo que se armó, y todo a causa de una bella (pongámosle) muñeca inflable: cuestiones protocolares, clasistas, científicas, ideológicas, morales, religiosas, jurídicas, chusméricas, filosóficas, ecológicas, humorísticas, intelectuales, estéticas, generacionales y económicas, entre otras yerbas, creyeron documentar los registros, las interpretaciones y las versiones de los hechos acontecidos.

Así las cosas, y ante casos como este, el mayor problema de los problemas (y seguramente alguien estará recordando viejas probleminas) deviene cuando uno, no me explico yo a santo de qué, se ceba. Así es como se alborotan las peores cuevas y los castillos más aristocráticos, cuando la peste rosa miente desde arriba y desde adentro, las estampitas son encanutadas, y el diario de hoy (futuro limpiavidrios o envoltorio de huevos) genera el fanatismo más imbécil.

Un par de eslabones por debajo, aparecemos nosotros, a quienes las muñecas inflables nos dan poca bola (sobre todo cuando les falta el aire) y que, vamos a decirlo, nos enamoramos difícil. Hemos dedicado mucho tiempo a tratar de ser reales y nos ejercitaron (no me acuerdo bien en qué facultad) más para devolver palabritas de revés que para fanfarronear con falsas hazañas de ghetos niuyorkinos, safaris africanos o lágrimas de porcelana fina.

Generalmente en esos casos, a uno le pican todo el cuerpo las insoportables hormigas, le da por vomitar todo el puto ruido del futuro, por surtirse desde un noveno piso prestado, por apuntar los tiros, etcétera. Y termina bastante quemado, tonteando por las escaleras de bajar, discutiendo sobre gustos e ideas polenta, entre la carcajada y el desencanto. Pega un portazo amable y, reocogiendo el viejo sombrero, se retira uno. Agradeciendo (ridículamente) encontrar la chance de transformar en tierno encanto la justeza de la ridiculez, ante una situación tan imposible como absurda.

Están también quienes buscan que algunas condecoraciones lleguen a la hora de garpar la cuenta. Espiones y espionas que aspiran a, por lo menos, salir hechos. A después poder decir que. A que después nadie pueda decir que no lo. A que durante no sería tanto como si. Le ponen un buen precio justo a todo, incorporando una base de mentiras automáticas. Y cada sensación se va traduciendo paulatina o bruscamente en valores numéricos. Y así funciona.

Lo inevitable, más allá de la poca razón que pueda yo tener, es que el tiempo siempre es un sistema imperfecto. Aquella bonita muñeca inflable, pareja altamente estable de aquel buen tipo, se rajó, tras catorce meses de amor agotador intenso. No olvidó llevarse la poca guita que quedaba en la casa. El tipo lloró poco y le fue restando importancia al asunto. Más tarde, relató la verdadera historia a su entorno de confianza. Ya sabía que lo que dirían la tele, los diarios y los demás (el chusmerío) era inevitable. Pero creyó (o eso fue lo que dijo) que algunas conjeturas que se hicieron sobre el funcionamiento del universo, en relación a aquel romance, eran demasiado, o eran muy poca cosa.

martes, 30 de noviembre de 2010

QUIMERA QUEMADA


Ahora es a Banfield a quien Godoy Cruz le gana 2 a 0 en Mendoza y me estoy dando vuelta de café. Pienso lo que tenía que pensar (y noto que no puedo salir de este proceso). Lo menos peor ya fue destinado a otra parte un par de cafetas atrás. Esto tiene un objetivo concreto por vez primera (como el "ti-ren, ti-ren", o el "pres-to-ma-no, ya-pe-yú"), una fuerza más colectiva que el “paniqueso” de otros tiempos. Y cuando digo "esto", quiero decir "esto" y quiero decir "eso", y también "aquello". Y seguramente ese "objetivo concreto" es mucho más inmenso del que yo pueda imaginar. Y, seguramente también, lo que para mí es "inmenso", es para muchos ínfimo. Y a los que llamo "muchos", quizás sean sólo un puñadito. Y es probable que mi "quizás" sea un "seguramente". Ese "seguramente" que, cargado de dudas, me acompañó unos renglones más arriba (a mí y a mi café, cargado de café).

Esto debe pasarle a todo el mundo, pienso (y pienso mal, a algunos nunca les pasa nada y, menos todavía, cuando lo que pasa les pasa a los demás, que siempre son otros). Ahora solamente tengo ganas de enfadar a los que no están en la vereda de enfrente a la vereda de enfrente (siempre alguno se nos cola). Ahora estoy haciendo esta porquería (Banfield sigue perdiendo con Godoy). Ahora acaso defraudo a algún viejo amigo con estas ideas torpes. Ahora me estoy autodestruyendo ante todos ustedes. Ahora yo soy el café.

jueves, 25 de noviembre de 2010

SERA MEJOR ASI

“Se entiende por violencia contra las mujeres toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes.
Se considera violencia indirecta, a los efectos de la presente ley, toda conducta, acción u omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja con respecto al varón”.

Esto establece el artículo 4º de la Ley 26.485 de protección integral contra las mujeres, promulgada recientemente (en abril del año pasado). En ese sentido, es importante reflexionar al respecto para contribuir a desnaturalizar ciertas prácticas que suelen estar legitimadas en los distintos ámbitos en los que nos movemos. Modificar los cánones de estos vínculos nocivos, establecidos en el tiempo, también depende de nosotros, varones y mujeres. Modificando los sentidos de las relaciones, dando lugar a un plano de mayor respeto e igualdad. Es vital seguir luchando contra todo tipo de discriminación y atropello, generando y estimulando una transformación cultural que nos permita potenciar las chances de vivir en verdadera libertad.

INTENTANDO


Intenté, con la ignorancia que me caracteriza, repartirte algunos naipes alentadores. Creí avistar que, cada vez que la propaganda manda cruel en el cartel, se enciende el planeta naranja. Secuencia repetida y macabra, pero descostillante.

En ocasiones, te llamé a gritos, apilando uno a uno los ladrillos que aquí juntábamos transpirando, agitando la escalera de subir, con alegría. Otras veces, había que esperar el momento propicio para no morir en el intento (eso también lo fuimos aprendiendo con el tiempo, a los golpes).Contar un millón de veces hasta dos millones, seguir el póker de coté, hacer tiempo barriendo la vereda.

Después claro, aclaraba, primero más suave que fuerte, a veces entre la confusa, y siempre a contramano de la maquinaria de ventiladores marrones. Y la memoria empezó a producir esos contrastes (aún atravesando enterita la gama de los grises), el propio camino nos lo mostró en los ojitos curtidos. Qué triste había sido aquella soledad prolongada y reprogramada. Esa década en la que éramos tantos los perdidos, tantos los por ahí, los quién sabe, los chau, los no volváis por aquí.

Y estábamos alevosamente perdidos en nuestros pseudomunditos de aquel entonces, aunque a veces en pequeños cosmos genuinos también, si. Pero todos más separaditos, sin aceite en la cadena, o sin cadena, o deliberadamente encadenados, parcelados por doquier, sin voces. Rebotando de la pared al piso, o despejando y despejando hasta llegar a una u otra equis, que siempre se truncaba. Estallaba. Estalló.

Intenté (intento), con mi ignorancia de hoy, articular sucesos que modifiquen los caminos del sentido. Compartiendo y discutiendo. Pude encontrar en la trama que algunos deseos que anhelaba se estaban empezando a producir o ya se habían impulsado. Estaban en el aire. Los agité con la manito, como un pibe en la cancha o como un viejo burrero, revista en mano. Y me reí de la fábrica de ventiladores (y de muchos de sus vendedores). Pude hacerlo.

Pero ay!! de tus dolores también. A estas alturas es evidente que mi estúpida ceguera no me permite clarificarlos en su magnitud. Ponerlos en su total dimensión. Esto me avergüenza a veces, aunque no podría ocurrir de otra manera. Evidente es también que la intención a la que suscribimos es la de potenciar y profundizar el cambio, equilibrar las oportunidades y abrir el abanico, el material y el simbólico. Soñar.

Ay!! también de los que no quisieron enterarse de la bestialidad de aquel infierno feroz. Esos que no se conmovieron a lo largo de tres décadas y pico. Que justificaron todo o que todavía les da lo mismo lo que pasó. Digámoslo (no está mal volver a recordalo un día cualquiera): hablamos de desapariciones, torturas, violaciones, secuestros, robos de bebés, abusos de todo tipo, terrorismo de Estado, silencio e impunidad. Ay!! de ellos. Que les importó (antes) y les importa (ahora) un carajo aquel fato. Que sus prioridades actuales (algunas más genuinas que otras) les producen una ceguera infinitamente más avergonzante que nuestra estupidez. Lo demás, lo bueno (“la buena”) vendrá. O está viniendo. O quizás no tanto. O quizás no. A algunos siempre todo les parecerá poco. Otros siempre valorarán lo poco que tengan.

Mis disculpas si en el fragor del camino comencé a hablarte en primera persona del plural. Ocurre que este cambio de época tiene nombres y, a la vez los trasciende, porque lo estamos intentando entre muchos, desde distintos ámbitos. Intentando reivindicar valores sociales y culturales acallados y ocultados. Sectores oprimidos y avasallados. Discriminados. O a lo mejor (mucho peor) pretendas que todo siga como iba. Que todo dé lo mismo. Que es preferible seguir la corriente y mirar para otro lado.