jueves, 10 de febrero de 2011

ALGUNA VEZ

Escuchaste por siglos a los falsos profetas. Viste las estrellas caer (algunas definitivamente). Las caretas destruídas en el piso al terminar la fiesta, y los restos del papel picado, muy sucio ya. Pero a la izquierda de la izquierda generalmente comienza la derecha (debido a la fisonomía de un mundo al que creemos redondo, y tal).

También lavaste tu cara en invierno con agua helada, para despertarte (quizás tomando un mate apurado antes de rajar). Pateaste soles, charcos y lluvias, blasfemando contra la raza automóvil. Qué desencuentro!! Ya cansado de tanto andar, buscaste las culpas escondidas en el cofrecito de tu superyo. Y, cada puta vez que creías terminar de atravesar la gama de los grises, surgía un nuevo punto contrastando negro y blanco en una dialéctica infinita.

El enemigo no siempre se coloca a la vista (tiene trucos que llegan incluso a conducir hacia la habitación 101). Muchas veces, no quedó otra que tomarlo con humor y seriedad a la vez. Qué tontería la de jugar con las palabras!! Divertida, atrevida, necesaria, peligrosa, cruel. Oh, aquellas discusiones fervorosas, a veces tornándose torpemente metafísicas. Cínicas, ingenuas e imprecisas.

Y qué decir del sonido del bombo, sonando siempre en negra, el grito unánime multitudinario, lo que dice la gente, tantísimo quedirán y fantasmas mesclados. Pensá también que hay quien se mofa del dolor ajeno. Qué terquedad!! Hipócrita, débil, bruta.

Los cambios estructurales que te resultan externos (y, en ocasiones, lejanos e indiferentes) también te atraviesan, modifican tu ser, aunque te niegues a creerlo. Yo mismo noté como dejaste de repetir como un loro a pila todo lo que oías. Y te reís porque sabés que hay mucho de eso. Y, en el medio, palabras sueltas que recobran sentido y se resignifican en un contexto determinado: identidad, sociedad, cultura, igualdad, política, arte, historia, verdad, diversidad. Me encontraste defendiendo algunos de esos valores y te resultó ridículo, como una propaganda de yampú para el pelo. O te pareció poco. O demasiado, y por eso te asustó. No temas. No corras. No puedo enseñarte nada. La luna se aleja a cada paso, con las utopías y las palabras en el viento. Pero quedan huellas haciendo camino. Aunque quieran fabricar tormenta todos los días. Mirá como juegan la luna y el sol. Ahí van los pibes. Mirá.