sábado, 16 de octubre de 2010

SOBREPARENTESIS

Yo también pensé que me habían desfigurado, y que habían destrozado mis parlantes. Tenía escarcha en las orejas y punta en mi nariz de pinochito. Soñé que no soñaba ni sonaba. Oí el ruido del silencio. Me tiré de culo por el tobogán, y me caí de la escalera para arriba. Fui un piano por la cabeza, un tajo en el tiempo, un palazo policial. Un vaso de nada, un tiro gratis al aire, el payaso del mar. Fui la mismísima muerte bailando tregua por la calle, un centro a la olla, dos alas hasta las bolas. Quinientos puntos seguidos, un punto en el mundo. Fui pochoclo quemado, un caño en contra, un conchaelamadre. Una lluvia seca, una falta echada con ventichincue, una máquina de fallar. Fui un ángel hijo de puta, y un diablo tridimensional. Un trip de vuelta, un cosmos de vidrio, un vecino lejano. Fui un iluso, buscando aguja e hilo en un pajar, tratando de inventar la libertad, esa palabra que no me deja dormir

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Hicieron camino al andar